Una plataforma digital peticionaria es un sitio web cuyo propósito es crear peticiones dirigidas hacia personas tomadoras de decisión y llamar a otras personas a respaldar dichas peticiones a través de su firma, todo con el objetivo de lograr un cambio en una regulación o política. Las primeras plataformas digitales peticionarias datan de finales de los años 90, casi a la par del auge del internet. Sin embargo, las plataformas peticionarias más populares actualmente, Change y Avaaz, surgieron a inicios del año 2007 en Estados Unidos. Además, plataformas digitales «temáticas» como All Out, que busca específicamente abogar por los derechos de las personas LGBTIQ+ en el mundo, o bien, espacios digitales de petición y recolección de firmas que son parte sitios web de organizaciones no gubernamentales como Greenpeace y Amnistía Internacional. Al día de hoy, incluso los grupos antiderechos tienen su propia plataforma peticionaria: Citizen Go, surgida en España en 2013 con el objetivo de impulsar peticiones regresivas en materia de derechos humanos, especialmente contra las mujeres y personas LGBTI+.

En buena medida, su creación responde a la lógica de involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones públicas, a través de articular peticiones concretas y respaldarlas a través de las adhesiones de las personas usuarias. Sin embargo, eso abre algunos cuestionamientos que van desde su validez y efectividad como herramienta de incidencia ciudadana frente a los poderes públicos, pasando por los retos para fortalecer la autenticidad, independencia, transparencia y contenido democrático de las peticiones, la transparencia en el uso de los datos personales que recolectan, entre otras.

Esta no pretende ser una guía exhaustiva en torno a los aspectos prácticos de cómo crear e impulsar peticiones en línea, sino un breve repaso de sus posibilidades y limitaciones como herramienta de incidencia.

  • ¿Sirven como herramienta de incidencia?
  • ¿Cuáles son sus limitaciones? Retos en torno a la autenticidad, independencia, transparencia y contenido democrático de las peticiones.
  • ¿Qué más hay que considerar a la hora de lanzar una petición en línea?

1.  ¿Sirven como herramienta de incidencia ciudadana?

La promesa de estas plataformas es servir como puente entre una ciudadanía preocupada por resolver los problemas de sus comunidades y las personas tomadoras de decisión que tienen la responsabilidad de generar leyes y políticas públicas para satisfacer las necesidades de la ciudadanía y que garanticen el efectivo ejercicio de sus derechos.  Sabemos, a partir de los numerosos casos en los cuales una petición en línea ha resultado exitosa, que efectivamente las plataformas de peticiones pueden ser una herramienta de legitimación democrática.

Victorias en Change: https://www.change.org/impact

Victorias en Avaaz: https://secure.avaaz.org/es/victories

Sin embargo, como en otros casos en donde se intersectan los ejercicios ciudadanos y la tecnología, es importante entenderlas como un instrumento y no un fin en sí mismo. El involucramiento, la movilización y la participación ciudadana “tradicional” sigue y seguirá siendo un elemento fundamental de la vida democrática, aunque pueda apoyarse exitosamente en tecnologías como las redes sociales y las plataformas de peticiones en línea.

¿Más firmas, más democracia? No necesariamente

Las plataformas peticionarias hacen uso de un principio básico de las sociedades democráticas: el respaldo popular. Sin embargo, no es esto únicamente lo que las convierte en un instrumento democrático. En este sentido, si bien las plataformas de firmas son una herramienta de participación ciudadana que puede entenderse como una evolución de las libertades clásicas de expresión, de empresa y de asociación(1), su existencia no basta para asumir que están dedicadas a contribuir al fortalecimiento de la vida democrática y el empoderamiento ciudadano.

Por ejemplo: no podemos considerar que la plataforma Citizen Go se alinea con los valores de las sociedades democráticas, cuando está dedicada a pedir que se excluya a ciertas poblaciones del ejercicio de sus derechos, aún cuando lo hace utilizando un lenguaje supuestamente democrático y en favor de los derechos humanos. Incluso las plataformas peticionarias más populares, Change y Avaaz, aunque se identifican con causas progresistas, no dejan de ser iniciativas privadas impulsadas por personas y organizaciones que pudieran estar sujetas a intereses particulares. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿Qué intereses particulares puede haber detrás de una plataforma y qué mecanismos se implementan para garantizar que no son cooptadas por intereses empresariales o gubernamentales de carácter antidemocrático? ¿Qué otras limitaciones tienen como herramientas de participación?

Adicionalmente, las plataformas de firmas tienen controles muy laxos de verificación de firmas, lo que también puede comprometer su efectividad como instrumento de influencia.

2. ¿Cuáles son las limitaciones de las plataformas de peticiones online? Retos para maximizar la efectividad, inclusión, independencia, y contenido democrático de las peticiones.

Como pasa frecuentemente cuando surgen tecnologías o aplicaciones innovadoras de la misma, suelen haber perspectivas tanto excesivamente optimistas como pesimistas sobre sus posibilidades. En el caso de las plataformas peticionarias, así como hay numerosos casos de éxito que permiten dar cuenta de su eficacia en procesos de incidencia, también hay una cantidad importante de cuestionamientos sobre sus limitaciones, que podemos agrupar en cuatro rubros:

i) Influencia insuficiente
ii) Naturaleza excluyente
iii) Conflictos de interés: intereses particulares, corporativos o gubernamentales
iv) Posibilitan peticiones antidemocráticas

Influencia insuficiente

Incluso una petición relativamente exitosa en términos de respaldo popular puede ser ignorada, debido a que las plataformas de firmas no producen por sí mismas decisiones vinculantes como tal, pues por el momento no cuentan con el respaldo jurídico que algunos sistemas democráticos asignan a la recolección de firmas con controles institucionales de verificación de identidad, autenticidad y jurisdicción. Sin embargo, el hecho de que no generen mandatos vinculantes no significa que sean totalmente inútiles para plasmar la voluntad ciudadana y llamar la atención sobre un tema de interés público.

Naturaleza excluyente

Las plataformas de petición son mecanismos de participación que pueden resultar limitados en la medida en la que excluyen de la participación a las personas que no tienen acceso a internet y a la tecnología necesaria para conocer y firmar una petición en línea, ya sea por motivos puramente materiales o porque carecen de las competencias técnicas necesarias para utilizar dicha tecnología.

Conflictos de interés

Otro aspecto fundamental a la hora de considerar si una plataforma de recolección de firmas es compatible con un ejercicio democrático de incidencia está relacionado con su modelo de negocio y las salvaguardas que este modelo emplea para evitar la cooptación por parte de empresas o gobiernos. Un aspecto, vinculado estrechamente con lo anterior, es la transparencia en el uso de datos y en los mecanismos de financiación que hacen posible la sostenibilidad de cada plataforma.

En este sentido, plataformas como Change o Avaaz tienen una serie de lineamientos que buscan transparentar tanto el modelo de sostenibilidad financiera, como también dar garantía de independencia respecto de intereses gubernamentales, partidistas o empresariales. Igualmente, también dan cuenta de los datos que recolectan, cómo los usan, cómo los guardan y qué hacen para protegerlos.

Normas de comunidad.
Términos de uso.
Uso de datos.
Política de Privacidad y Términos de Uso.
Reportes financieros.

Peticiones antidemocráticas

El hecho de que cualquiera pueda redactar una petición no significa que estas siempre se ajusten a un marco de derecho progresista y democrático. Si el contenido mismo de la petición no es compatible con un marco democrático, plataformas como Change o Avaaz cuentan con mecanismos para reportar las peticiones que no se ajusten a sus normas de comunidad. Sin embargo, cabe preguntarse qué tan efectivos son estos mecanismos y si son una respuesta suficiente.

Mecanismos de reporte.
Contacto para ¿reportar? una petición.

En un caso más extremo, la plataforma Citizen Go es el mejor ejemplo de cómo una plataforma de recolección de firmas digitales puede tener desde su origen un carácter profundamente antidemocrático y un financiamiento sujeto a intereses particulares y aún así presentarse como un supuesto instrumento democrático.

En principio, Citizen Go, a diferencia de Change o Avaaz, Citizen Go no tiene lineamientos específicos sobre qué tipo de peticiones permiten alojar ni tampoco mencionan mecanismos de reporte en caso de que alguna petición sea antidemocrática o incluso ilegal. Al igual que en Avaaz, sólo recurren a la vaga posibilidad de contactar a la plataforma para “hacer un comentario sobre la campaña”. Adicionalmente, gracias a las filtraciones de miles de documentos en donde se exponen las identidades de algunos de sus donantes, sabemos que su independencia política está comprometida, ya que que entre sus líderes y donantes hay empresarios y políticos europeos de alto perfil, organizaciones con nexos directos con partidos políticos y grupos religiosos, aunque en su plataforma se plantean como independientes de partidos políticos y agendas institucionales. Por último pero no menos importante: esta plataforma, además, ha recibido acusaciones de generar firmas fraudulentas y no ha dado respuestas contundentes para rectificar ante quejas del uso no autorizado de las firmas.

3. ¿Qué hay que considerar a la hora de lanzar una petición en línea?

Una vez que tenemos presentes cuáles son las limitaciones y posibles conflictos de interés, podemos decidir si usar una plataforma de petición se ajusta con nuestros objetivos de incidencia. No tiene mucho sentido elegir más de una plataforma de recolección de firmas, pues esto podría diluir los esfuerzos e introducir dudas sobre la validez de las firmas, en tanto que una misma persona podría firmar la petición en cada plataforma y esto resultaría en una sobrerrepresentación de la cantidad de apoyo de la petición.

La decisión sobre qué plataforma de recolección de firmas usar dependerá de los objetivos de incidencia y de las consideraciones tanto sobre la transparencia en el modelo de financiación como en la recolección, uso y resguardo de los datos que hace la plataforma. También es fundamental que el proceso de la elección de la plataforma digital para juntar las firmas como la redacción de la petición sean decididos en consenso con las personas y organizaciones impulsoras.

Las plataformas cuentan con guías con lineamientos generales y recomendaciones sobre cómo redactar una petición de manera que pueda comunicar el problema con un sentido de urgencia, así como apuntar a los tomadores de decisiones con capacidad para realizar los cambios necesarios.

Recursos para aprender a lanzar una petición en Change

Base de conocimientos de Change.org

Guía de peticiones de Change.org

Recursos para aprender a lanzar una petición en Avaaz

Cómo funciona una petición en línea

Cómo escribir el título en una petición

Cómo establecer una meta para una petición

Cómo seleccionar un objetivo para una petición

Cómo elegir imágenes de camapañas

Cómo escribir una petición

Cómo promover tu petición

Cómo verificar la información de tu petición

Otras acciones para acompañar la petición

Como documentamos previamente en el post sobre la campaña Ballenas o gas, no basta con lanzar una petición en línea para que una campaña de incidencia tenga éxito. Para amplificar el alcance de la campaña y maximizar la recolección de firmas, es necesario sumar acciones como:

  • Una campaña informativa paralela en la que se profundice sobre el problema
  • Actividades con grupos de base para informar sobre la campaña y la petición en línea.
  • Establecer alianzas con medios de comunicación para que se mantenga una cobertura informativa en torno a las actividades de la campaña.
  • Impulso de la petición en un esquema online-offline: establecer puntos de recolección de firmas en presencial, para tratar de vencer las barreras de acceso a la plataforma de firmas.
  • Construcción de comunidad más allá de una petición: establecer canales de difusión más allá de la campaña de emailing gestionada a partir de la plataforma peticionaria.