Otra vez es tiempo de elecciones. Esto significa, por supuesto, la (re)aparición de proyectos de tecnología cívica que buscan incidir positivamente en la vida democrática de sus respectivos contextos.

Acá puedes ver una lista de contenidos donde se habla más a detalle de los proyectos a los que hacemos referencia en este post:

Sin embargo, algunos de estos esfuerzos por incidir positivamente en la participación democrática tendrán un menor impacto de lo que podrían lograr, debido a errores estratégicos en su diseño y ejecución. Varios de estos errores son relativamente fáciles de corregir y por eso mismo, nos gustaría compartir algunas notas sobre lo que consideramos que puede ayudar a hacer la diferencia.

Pero primero hay que preguntarnos:

¿Cuáles son las necesidades de tecnología cívica para elecciones en LATAM y qué iniciativas han triunfado?

Al hacer una revisión de los proyectos latinoamericanos de tecnología cívica para elecciones, podríamos notar que la diversidad de iniciativas es grande. Sin embargo, todas siguen una especie de patrón, que a su vez puede ayudarnos a entender cuáles son las necesidades e inquietudes constantes, cuando se trata de usar la tecnología para fomentar la participación democrática.

Vigilancia del proceso electoral

A pesar de que haya instituciones encargadas de realizar la vigilancia de los procesos electorales, con frecuencia surgen iniciativas que buscan ciudadanizar esa observación, ya sea porque las instituciones oficiales a cargo no gozan de suficiente credibilidad o porque simplemente se son un ejercicio ciudadano legítimo que vale la pena realizar. Dentro de esta vigilancia del proceso electoral en general, podemos considerar subtipos:

Vigilar la jornada electoral

Este tipo de iniciativa es posiblemente lo que más viene a la mente de audiencias no especializadas cuando se habla de vigilancia de las elecciones: la vigilancia el día de la jornada electoral (¿tal vez hay que posicionar más la idea de que hay que vigilar todo el proceso y no sólo el día de la elección?). Es fácil pensar en ciudadanas y ciudadanos siendo testigos y documentando cualquier posible disrupción o anomalía durante la jornada electoral. Con frecuencia este actuar ciudadano surge de manera espontánea, en pequeña escala.

La cosa ya no es tan fácil cuando se pretende que una iniciativa ciudadana logre generar una adopción masiva de una nueva herramienta, con el objetivo de documentar evidencia (correcta instalación de las casillas, cumplimiento de horarios de votación, afluencia en las urnas, conteo de votos, publicación de resultados en las mesas, etc) el día de la jornada. Este ambicioso objetivo requiere no sólo generar una infraestructura digital sólida, segura y respuetuosa de la privacidad, sino posicionarla como una herramienta al alcance de la ciudadanía y que las personas se decidan a usarla. ¿Quién sabe? Tal vez ni siquiera necesitemos desarrollar una app específicamente diseñada para eso, sino simplemente aprovechar una herramienta ya existente y una red comprometida de personas voluntarias que quieran participar en el ejercicio.

Vigilar el cumplimiento y denunciar el incumplimiento de las normas electorales

En principio, lo que todo mundo queremos de una elección es que sea justa y que se lleve a cabo conforme a las reglas. En la realidad latinoamericana, sabemos que en los procesos electorales existen un montón de incentivos para que ciertos actores clave rompan las reglas y jueguen sucio. De ahí que sea tan importante ciudadanizar la vigilancia de las elecciones, desde una perspectiva de apego a las reglas. Algunos aspectos clave a la hora de revisar la limpieza y apego a las reglas del juego en un proceso electoral es el tema de la transparencia en el financiamiento de las campañas electorales y la adquisición de espacios publicitarios por parte de éstas.

Algunos ejemplos destacados de proyectos de este tipo:

Muy relacionados con los proyectos de vigilancia, también hay proyectos de tecnología cívica más enfocados en denunciar ilegalidades o interferencias en el proceso electoral. Nunca sobran las investigaciones independientes, capaces de generar evidencia sólida sobre estos temas, especialmente porque la creatividad de algunos actores para doblar o romper las reglas nunca descansa. Algunos proyectos destacados de esta índole son:

Iniciativas y proyectos de voto informado

En general, las iniciativas para fomentar el voto informado tienen como objetivo llevar información relevante al electorado. Esta información relevante puede ser de muchos tipos: información general sobre el proceso electoral y su importancia, incluyendo la ubicación de las casillas y requisitos para poder emitir el voto; análisis de información temática específica, de la mano de organizaciones especialistas en el tema, para revisar y evaluar las propuestas; información sobre candidatos y candidatas: sus trayectorias políticas y partidistas, sus posturas sobre temas, sus delaraciones patrimoniales y de impuestos, su formación académica, entre otras; las plataformas de los partidos y coaliciones; seguimiento de declaraciones y propuestas hechas por candidatos y candidatas en el pasado, entre muchas otras cosas.

Algunos ejemplos destacados de iniciativas para promover el voto informado:

Este tipo de iniciativas enfrentan dos grandes retos: por un lado recabar grandes cantidades de información actualizada de partidos, coaliciones y personas candidatas (tip: en coalición se llega más lejos) y por otro, lograr presentrarla ante la ciudadanía de una manera simple y amigable. Mientras más detallada y especializada sea la información, el reto es aún mayor.

No todos los proyectos de este tipo logran el éxito: cuando los proyectos enfocan muchísimo esfuerzo en una sola parte del proceso pero dejan descuidada la otra, se nota 🙁

Verificación de información sobre el proceso electoral

En los últimos tiempos hemos visto con agrado el surgimiento de iniciativas de fact checking e incluso coaliciones de medios de comunicación dedicadas a esta importante labor. Sobre ello, simplemente nos queda insistir en que son cada vez más un elemento vital del ecosistema democrático y reconocemos especialmente a aquellas que han hecho esfuerzos por estar en contacto con la ciudadanía para poder advertir a tiempo e investigar informaciones dudosas.

Deseamos que mantengan y sigan innovando en las medidas de seguridad física y digital necesarias para mantener a salvo la labor periodística y a quienes la realizan.

Lo que (no) funciona en proyectos de tecnología cívica para elecciones

Ya que hicimos un breve repaso de los tipos de proyectos de tecnología cívica para elecciones que han sido exitosos, pasamos a mencionar de lo que consideramos que hay que evitar al máximo, si queremos que nuestro proyecto electoral triunfe:

La falta de transparencia

Los proyectos que no transparentan ni a sus responsables, ni sus intenciones ni sus financiamientos generan, con justa razón, desconfianza. Es crucial hacer una declaración de intenciones y de metodologías para que en cualquier caso, las personas interesadas puedan entender el encuadre de incidencia y alcance que pretende el proyecto. En época electoral, es bastante razonable tener sospechas de favoritismo o intereses oscuros ante cualquier iniciativa o proyecto que asegure que sólo busca darnos la información más objetiva sobre candidatos, propuestas, coaliciones, etcétera.

Lo que quisiéramos ver en su lugar: Proyectos que transparenten sus objetivos y metodologías, que compartan sus datos y que dejen claro su encuadre de incidencia. En suma, que pongan en práctica los principios de transparencia que se exigen del proceso electoral.

Proyectos redundantes

Muchas veces, la duplicación de proyectos termina por dividir, en lugar de sumar. Si nos ponemos en el lugar de la ciudadanía no especializada en temas electorales, es fácil perderse en la marea de información (y desinformación) con la que nos bombardean los medios, las campañas políticas y la gente a nuestro alrededor.

Lo que quisiéramos ver en su lugar: A veces, en lugar de muchos proyectos dispersos y redundantes, quisiéramos ver más trabajo realizado en coalición, donde se reparta la carga de las responsabilidades y se multipliquen los alcances. No siempre más proyectos es mejor.

Proyectos a destiempo

Así como las elecciones tienen sus propios tiempos y procesos, los proyectos dirigidos a fomentar la participación ciudadana y mejorar la información a la que pueden acceder las personas votantes no se pueden crear de la noche a la mañana. O más bien, aunque se pudieran crear de la noche a la mañana, no deberían hacerse de este modo.

Lo que quisiéramos ver en su lugar: Proyectos que tengan en cuenta y calendaricen las diferentes etapas del proceso electoral y que tengan la capacidad de ir madurando conforme éste avanza.

Proyectos que no piensan en sus usuari@s

Lo más importante para un proyecto o iniciativa de tecnología cívica es preguntarse: ¿a quiénes y cómo quiero que mi proyecto beneficie? Si lo que quiero es fomentar el voto informado, no basta con recabar información, hay que hacerla accesible y entendible para las audiencias, entendiendo que cada una de ellas puede tener necesidades específicas en cuanto a formatos, contexto local, idioma… incluso el tamaño y color de la letra importa.

Lo que quisiéramos ver en su lugar: Proyectos que se diseñen, desarrollen e implementen teniendo como prioridad a las personas usuarias de los mismos. Las pruebas de usabilidad deben hacerse antes del gran lanzamiento.

Proyectos que no aporten algo más que información pura y dura

Todo el mundo conocemos al menos un proyecto que, aún con las mejores intenciones, resulta un poco aburrido, acartonados y sin personalidad. Y por lo mismo, no llegò a ser capaz de generar una conversación ciudadana que sea significativa.

Lo que quisiéramos ver en su lugar: Proyectos que apuesten por generar una conversación a partir de un tema particular que deba considerarse en el contexto electoral, que sean capaces de motivar el interés público, que apuesten por tonos y mensajes más frescos. Proyectos que se permitan imaginar nuevas maneras de invitar a la gente a informarse y que la motiven a aprender y participar.

¿Consideras que faltó alguna cosa? Escríbenos 🙂