Este post es parte de la investigación Movilizarnos en pandemia: experiencias de activismo digital. A través de 4 casos, activistas de Latinoamérica comparten cómo la pandemia cambió las dinámicas de la movilización social, cuáles han sido sus desafíos y aprendizajes. Lee también:

Este caso también será publicado por la Fundación Konrad Adenauer y difundido a través de la plataforma Diálogo Político.

Encuentro de jóvenes no obedientes

En la Casa Museo Otraparte nace El Derecho a No Obedecer; este espacio cultural ubicado en Envigado cerca de la ciudad de Medellín ha sido punto de encuentro de jóvenes no obedientes. Ahí construyeron iniciativas que buscan potenciar la participación ciudadana, fortalecer la resistencia en red y experimentar nuevas formas de activismo para el cambio social.

Su reflexión y acción está inspirada en la filosofía y legado del escritor colombiano Fernando González, en su tesis: “El Derecho a no obedecer” donde reconoce el Derecho a No Obedecer normas, paradigmas y construcciones sociales injustas.

En sus inicios a través de espacios de conversación, encuentros ciudadanos y redes de activismo lograron posicionar la calidad del aire en la agenda pública de Medellín; estas experiencias permitieron replicar la iniciativa en Bogotá, Cali y Cúcuta.

Actualmente El Derecho al No Obedecer, es una plataforma ciudadana que busca cualificar procesos de participación e incidencia ciudadana. Su objetivo es que las personas puedan participar más y mejor, para incidir en las políticas públicas e imaginarios sociales, logrando transformar realidades injustas desde lo local.

Su teoría del cambio está inspirada en la experiencia de organizaciones y colectivos sociales: La ciudad Verde, Lunes de ciudad, No Matarás y la Corporación Fernando González que impulsan el diálogo y nuevas formas de participación sobre temas de interés público. 

Activismo previo al confinamiento

Su activismo aborda 4 realidades injustas: mala calidad del aire, xenofobia, el homicidio y la criminalización de la protesta. Esto traza las siguientes líneas temáticas: Calidad del aire, migración, convivencia y seguridad, movilización y protesta pacífica.

¿Qué acciones llevan a cabo?

Diálogo: es el ejercicio inicial para abordar las problemáticas es el diálogo. Fomentan conversaciones ciudadanas constantes para entender el problema, identificar actores involucrados, reconocer las percepciones y narrativas que predominan y también las que faltan.

Redes de cooperación: en los diálogos participan distintos actores, con el fin de construir redes de cooperación ciudadana: academia, gobierno, sociedad civil, sector privado y organismos de cooperación internacional.

Protesta simbólica: consiste en proponer un plan de incidencia y una movilización ciudadana con el fin de articular la red a través de “acciones simbólicas de protesta”. Estas acciones son representadas por escenas, intervenciones, momentos y mensajes mediáticos para posicionar un tema en la agenda pública, nuevas narrativas y cuestionar las existentes. Así como llevar propuestas ciudadanas para incidir en diferentes decisiones públicas.

El activismo de calle no puede parar en pandemia, debe reinventarse constantemente para conectar a nuevas audiencias indignadas por la crisis sanitaria, social y económica generada por la COVID-19.

ALEJANDRO DALY, COORDINADOR NACIONAL DE EL DERECHO A NO OBEDECER

Impactos de la pandemia sobre su activismo: desafíos y aprendizajes

  • Formatos virtuales y saturación digital

Los espacios de diálogo se adaptaron a webinars, foros y transmisiones en vivo. Al inicio sus transmisiones alcanzaban en promedio 100 personas; con el avance de la cuarentena la asistencia se ha reducido a la mitad. Algo positivo es que las conversaciones quedan grabadas y son repositorios a los que la gente puede acceder posteriormente. 

La oportunidad de los formatos virtuales es un desafío al mismo tiempo, esta paradoja se debe a que entramos en una especie de competencia, donde se ofrecen menús de información. Lograr la atención de las audiencias es cada vez más complejo ante el foco mediático en la pandemia, la saturación de información, sumado al trabajo y escuela virtual. 

  • Demandas articuladas

Para comunicar sus demandas, notaron que era necesario vincularlas al COVID, la bioseguridad y temas de coyuntura globales. Esto los llevó a conectar elementos clave para construir narrativas. 

Por ejemplo, la conexión protesta + bioseguridad busca transmitir que sus intervenciones son diseñadas con elementos sanitarios y cuidados personales y colectivos para llevarlas a cabo de forma segura, sin poner en riesgo a ellxs y el espacio público. Y con esto también identificarse como activismos responsables que no den lugar a argumentos de descalificación.

Otro ejemplo es la conexión: “refugiados + covid + racismo”, esta triada asoció el día internacional de refugiados, con el COVID y la lucha global antirracista #BlackLivesMatter.

  • Seguir llevando mensajes a las calles

Ante el confinamiento, han probado otras formas de transmitir sus mensajes continuando con el enfoque de online-offline. Por ejemplo: Stickers pegados en las fachadas de sitos emblemáticos en Cúcuta, para promover mensajes de sensibilización ciudadana alrededor de la discriminación y en particular la xenofobia: “Está en riesgo ser humano”. Otra acción fueron las proyecciones en fachadas de lugares simbólicos de Bogotá y Medellín para promover la integración y rechazar la discriminación, esto fue en colaboración con el colectivo emergente “La nueva banda de la terraza”. 

Estos son algunos de los mensajes proyectados para fomentar la reflexión y cuestionar la xenofobia

  • Co-crear procesos y debates colectivos

Contrario a centralizar procesos, apuestan por moverse de posiciones de liderazgo y co-crear, mantener lazos de colaboración diversos y construir relaciones de confianza. Esto les ha permitido no solo movilizarse en red sino también crear debates colectivos que dan como resultado símbolos y narrativas que conecten con las emociones de la ciudadanía.

  • Resonancia activista con medios de comunicación

Los periodistas, así como toda la sociedad, responden a otras lógicas bajo contexto de COVID, ahora su agenda tiene otras líneas y dinámicas. Las decisiones de cubrir y tomar fotografías de una intervención ya no es la misma que antes. Un aprendizaje es reconocer la necesidad de rediseñar cómo los activistas estamos hablando con los medios.


Este análisis fue gracias a lxs activistas que compartieron sus experiencias: Alejandro Daly, coordinador nacional del Derecho a No Obedecer y Lilibeth Villamizar, coordinadora local del Derecho a No en Cúcuta.