En un post anterior hablábamos sobre algunos de los errores más comunes en la comunicación activista. En este, queremos hablar de lo contrario: qué podemos hacer mejor, para que la comunicación de nuestra causa tenga mayor impacto y ayude a generar procesos de cambio social.

Sabemos que la vida puede ser difícil dentro de las organizaciones que promueven el cambio social. Los tiempos, las cargas de trabajo y las urgencias del día a día a veces nos dejan la sensación de que nunca hay realmente tiempo para anticiparnos.

Creemos que nunca es tarde para compartir algunas reflexiones encaminadas a mejorar nuestra comunicación, para maximizar su impacto en la sociedad.  Al final, los “propósitos” de cada inicio de año suelen tratarse de la misma cosa: mejorar nuestros hábitos diarios para alcanzar un objetivo. 

10 Propósitos para activistas que quieran mejorar su comunicación

1. Tengamos claridad sobre qué queremos comunicar, a quiénes y para qué

Sin importar cuál sea nuestra causa, es fundamental tener un objetivo definido, a partir del cual podamos relacionar a qué audiencia queremos hablarle y qué es lo que queremos decirle. Cuando el objetivo es claro, definir los medios para alcanzarlo es mucho menos complicado. 

2. Facilitemos a nuestra audiencia el conocer de nuestra causa

Normalicemos el dosificar la información que queremos comunicar. Resulta mucho más fácil que nuestra audiencia sea receptiva a varios mensajes breves y relacionados, que a uno muy largo. Para ello, será de gran importancia que podamos sintetizar, jerarquizar y dosificar. También es fundamental elegir los formatos adecuados, mismos que pueden variar, dependiendo según cada audiencia.

3. Trabajemos por una conjunción más armónica entre las narrativas y los datos

Si bien los datos son muy importantes para construir un diálogo informado, para la enorme mayoría de las personas no resultan tan contundentes para detonar cambios de actitud ni tan fáciles de recordar como un relato. Al final, las audiencias puramente racionales no existen: todas, en mayor o menor medida tienen un lado emocional al que podemos hablarle y que es más probable que influya en sus actitudes que los puros datos.

Por otro lado, tampoco se trata de despreciar los datos, ¡al contrario! Aunque la gente no necesariamente basa sus decisiones en datos, estos no dejan de ser una pieza fundamental a la hora de comunicar. Dejar de lado los datos en favor de una narrativa puede ser peligroso, pues abre la puerta a la desinformación, la manipulación emocional y el alarmismo, que son algunos de los ingredientes del discurso de odio y que suelen formar parte de las tácticas del lado oscuro del infoactivismo.

4. Olvida eso de “al público en general” y procura siempre segmentar de manera estratégica

La comunicación efectiva no es unitalla. El “público en general” NO EXISTE.  Alrededor de un tema puede haber montones de posturas y puntos de vista, algunos de los cuales podrían estar polarizados. No es lo mismo hablarle a alguien que no tiene postura, que a alguien que ya está en nuestro círculo de personas aliadas, que hablar con alguien que sostiene una postura opuesta. 

Por eso es importante, además de tener claro a quién te quieres dirigir, también saber cuáles son las percepciones que tienen sobre un tema, qué información podría hacerles reconsiderar su postura, qué tono, tipo de discurso y canales son los más adecuados para dirigirte a ellas, etc. La información, el tono y los formatos tendrían que responder a los distintos objetivos de cambio para cada audiencia. 

5. Hagamos pruebas, antes de lanzar al mundo nuestro contenido 

Ya sea una campaña, infografía, plataforma u otro, mientras más esfuerzo dediquemos a un contenido, más debemos procurar hacer pruebas antes de lanzarlo al mundo, para tener una idea de su efectividad. Lo último que queremos es dedicar un montón de recursos y esfuerzos a algo que no va a tener el impacto que deseamos. Hacer pruebas antes de lanzar oficialmente un proyecto puede permitirnos hacer modificaciones estratégicas mientras que una vez lanzado, serían prácticamente imposibles o mucho más difícil (y caro) de corregir.

6. Mejora el proceso de monitoreo y escucha

Aunque relacionado con el proceso de pruebas, el proceso de monitoreo y escucha de nuestras audiencias merece una consideración aparte, pues es también de gran valor. Lo mejor que podemos hacer es prestar atención a cualquier respuesta y retroalimentación que podamos obtener, especialmente si viene de las audiencias que nos interesan, ya sea en el periodo que definamos para probar nuestros contenidos como en las respuestas una vez lanzado al mundo.

7. Incorporemos la seguridad digital en nuestro activismo

Ya sea para cuidar nuestra seguridad antes, durante y después de alguna protesta o al diseñar una campaña, la seguridad digital es una parte importante de nuestra seguridad integral. Los riesgos digitales pueden abrir la puerta a los riesgos físicos y  afectar a nuestros colectivos.

8. Saquemos provecho de lo que tenemos a la mano.

No hace falta tecnología de punta para lograr impacto. Un primer reto como comunicador@s para el cambio es  aprovechar al máximo los recursos y el equipo del que ya disponemos. Lo mismo en cuanto a herramientas: no siempre es indispensable adoptar nueva tecnología para hacer mejor nuestro trabajo de informar, denunciar, sensibilizar etc. No siempre hay que incurrir en enormes gastos. Pero si en tu mapeo estratégico decides incorporar nueva tecnología, procura asesorarte primero. ¡Escríbenos y te ayudamos!

9. Tratemos de experimentar un poco más y jugar con las posibilidades

Vale la pena animarse a experimentar con formatos menos tradicionales que, sin dejar de cumplir su función, agreguen algún valor extra a la información que estamos comunicando. También podríamos probar incursionar en otros formatos, o incluso, en nuevas plataformas para encontrar otras audiencias.

10. Procuremos mantener un tono honesto, auténtico

Como mencionamos antes en Activismo Digital: Los 6 errores de comunicación más comunes el desarrollar un tono acorde con nuestro objetivo y audiencias es de una importancia estratégica. Aún dentro del marco institucional de las ONG, vale la pena analizar si queremos la comunicación tenga un tono más institucional o si queremos que tenga un tono más auténtico. Si lo que queremos es dirigirnos a públicos fuera de la esfera institucional, probablemente deberíamos empezar a pensar una salida más fresca, con una identidad propia. ¿Es factible crear un nuevo canal o proyecto para salirnos un poco del loop institucional? Creemos que vale la pena probar.


Si este post te pareció útil, tienes dudas sobre cómo puedes ir adoptando estas sugerencias en tu comunicación, ¡déjanos un comentario!